sábado, 27 de agosto de 2011

DESPERTARES



Esta tarde he visto una peli, llamada "Despertares".

Despertares está basada en hechos reales documentados por el neurólogo Oliver Sacks. Es la historia del doctor Malcom Sayer (Robin Williams), que comenzó a aplicar una nueva droga llamada L-dopa a pacientes catatónicos que sobrevivieron a la epidemia de encefalitis letárgica de 1917-1928 ,enfermedad que priva de las facultades motoras a las personas que la padecen hasta reducirlas a un estado vegetativo.Decide probarla con uno de sus pacientes, Leonard Lowe (Robert De Niro).
Luego de muchos intentos fallidos, una noche Leonard despierta. A partir de este evento, el doctor recibe la aceptación de colegas y familiares de los afectados, y también su ayuda económica, gracias a lo cual puede comenzar a tratar a todos sus pacientes con esta droga.
Los problemas vuelven a aparecer cuando Leonard, el primer paciente tratado con L-dopa, vuelve a desarrollar los síntomas de la enfermedad, y tanto el doctor como sus pacientes y sus familiares se ven profundamente afectados. La película habla de la consideración y el respeto mutuo entre el neurólogo y el paciente.

Además de tratarse de la misma enfermedad que tiene mi hija, me he visto totalmente reflejada con el médico, con su ilusión, con su esperanza.

                       
Creo que he comentado alguna vez, que yo solita, a veces en el silencio de mi casa, cierro los ojos y me monto mi propia película:
estoy en la cama y me despiertan los gritos de Judith, diciéndome " mamá, mamá"; me acerco a su habitación, asustada y temblorosa y la veo sentada en la cama, bajándose la cremallera de la sábana, y diciéndome que se hace pis y que quiere desayunar ya.
Yo sigo imaginando
Llamo rápidamente a todo el mundo, por mi mente pasan desde mis padres, mis hermanos, amigos, conocidos...y también el doctor Narbona y  mi tio Gerardo a los que  les comento lo ocurrido; me dicen que la grabe en video (algo  que el doctor Narbona hace con mucha frecuencia en sus consultas) y que suba inmediatamente a Pamplona.
Allí quieren hacerle un scaner a lo que yo me niego porque tiene que anestesiarla y me da miedo que no despierte igual, y a lo que finalmente accedo..
A la media hora estoy en una habitación con los doctores y sobre todo con la expresión en sus rostros diciéndome que no se explican qué es lo que ha pasado, que las lesiones en el cerebro de Judith han desaparecido y que no tiene nada.
Al día siguiente, sin esperar ni un minuto, voy de la mano  llevando a mi hija y a mi hijo hacia el colegio.
Y me olvido de medicinas, de sillas de ruedas carísimas, de tratamientos, de crisis epilépticas y de todo....

Ya sé que mi película es de ciencia ficción, pero quizás el día de mañana exista una nueva "L-dopa" y aunque sea por unos días, pueda hablar con mi hija Judith, pueda escucharla, pueda pasear con ella y pueda olvidarme aunque sea por unos instantes de la sensación de ahogo y desasosiego que muchas veces me recorre el cuerpo y que tantas veces me hace llorar.

Me quedo con una frase de la película:
“ Al acabarse las posibilidades químicas, tuvo lugar otro despertar:
Que el espíritu humano es más poderoso que cualquier droga y que eso es lo que debemos alimentar con trabajo, ocio, amistad y familia, que son las cosas importantes, las que teníamos olvidadas, las más sencillas”.



1 comentario:

  1. Tus palabras te hacen un persona enormemente grande de corazón, mis mejores deseos para tod@s,
    Silvia.

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